Los científicos son esos que buscan conocimiento en vez de buscar la riqueza o la gloria personal. Son quienes pueden ser respetados y confiados por ser los más neutrales de los neutrales. Son el pináculo del pensamiento imparcial en un mundo lleno de opiniones y puntos de vistas individuales. ¿Correcto?

Mmm, más o menos. Sucede que la ciencia es tan prejuiciosa como todo el resto de las cosas en este mundo. Desde quién obtiene cuánto financiamiento a los descubrimientos de quién serán publicados. Podríamos pasar todo el día discutiendo las inequidades en la ciencia. Pero como somos gente de idiomas, hablemos de los idiomas de la ciencia.

Imagen vía SciDevNet.

Sin grandes diferencias

Para quienes saben reconocer una hipótesis inválida cuando la ven, podríamos proponer que no hay diferencia en el número de artículos publicados en inglés contra los publicados en otros idiomas. Bueno, ¡agarrénse de sus batas blancas, porque eso está a punto de ser desmentido!

En el gráfico de la derecha, figuran cuántos artículos pudo encontrar Google Scholar en 2014 que contengan las palabras “biodiversidad” y “conservación”. La enorme barra verde, como es de imaginar, representa a los artículos en inglés. Los autores de la revista científica PLOS Biology encontraron que de los más de 75.000 documentos publicados sobre biodiversidad, 65% están escritos en inglés.

Ahora bien, sabemos que deberíamos hacer más estudios estadísticos y ver en otras ramas de la ciencia en vez de sólo quedarnos con esta pequeña muestra. Pero admitamos que la proporción en la que el inglés es mayoría es muy grande, y el medioambiente debería tener gran cantidad de estudios en todos los idiomas. ¡Especialmente en los tiempos que corren!

Causa y efecto

Entonces, ¿por qué el inglés es la lingua franca de la ciencia (al igual que muchos otros ámbitos de la vida moderna)? Es momento de una lección de historia.

Desde el medioevo hasta mediados del siglo XVII, el idioma de la ciencia fue el latín. Galileo es un claro ejemplo de eso, publicando sus trabajos primero en italiano y luego en latín. De esa forma, la comunidad científica se daría por enterada.

Para el 1900, la investigación científica era más multilingüe, siendo publicada casi en partes iguales en francés, alemán e inglés. Sin embargo, latín seguía siendo el idioma elegido en otras regiones. Pero llegó la Primera Guerra Mundial y eso literalmente cambió todo.

Intrigas y boicots

Tras la Primera Guerra Mundial, los científicos belgas, franceses y británicos comenzaron un boicot contra los científicos alemanes y austríacos. Sus descubrimientos dejaron de ser publicados en revistas de Occidente y se prohibió su participación en conferencias. Coincidentemente, alrededor de este tiempo se crearon muchas organizaciones científicas internacionales. Como era de esperar, el alemán, el principal idioma usado en química y física, fue ignorado de las publicaciones que siguieron.

También hay que mirar a los Estados Unidos durante esta época como responsables de este cambio idiomático. La mentalidad anti-alemana en Estados Unidos tuvo su reflejo en la criminalización de usar alemán en las conversaciones. Obviamente, dada la menor exposición a otros idiomas, inglés fue entonces el único idioma que los futuros científicos comenzaron a aprender. Entonces, para al final de la Segunda Guerra Mundial, la comunidad científica global se abocó principalmente al inglés.

Migración

Aún sufriendo los efectos del final de la Segunda Guerra Mundial, muchos científicos migraron de la Unión Soviética y otras partes de Europa al Reino Unido y a Estados Unidos. Esta movilidad por un lado incrementó el prestigio de las instituciones en esos países y por otro, obligó al uso del inglés como idioma en las investigaciones de los migrantes. Podría además decirse que otro efecto de la colonización británica, como en el subcontinente indio, acrecentó el uso del inglés en esos países dentro del contexto académico. En muchos casos, el inglés era el segundo idioma de prestigio. Esto dejó de lado a los idiomas locales como el estándar al momento de publicar resultados científicos.

GIF vía Giphy.

Descubrimientos

Entonces, ¿cuál es el problema? ¿Por qué no podrían esos artículos escritos en inglés ser traducidos y listo? Obviamente, sí, esa es una opción. El problema es que eso lleva tiempo, esfuerzo y dinero. Y si un científico está investigando, buscando citas de distintas fuentes, seguro se inclina a la solución más eficiente en vez de utilizar recursos para traducciones.

La realidad es que el hecho de que el inglés sea la lingua franca del mundo no tiene nada que lo detenga. Tomemos como ejemplo al programa ERASMUS de intercambio: los créditos son mayoritariamente en inglés. Incluso cuando el Brexit posiblemente haga que inglés sea una lengua oficial nativa sólo hablada por unos pocos millones de habitantes de la Unión Europea. Entonces, si quieres ser científico (o lo que sea), ¡lo más conveniente es que comiences a practicar tu inglés lo antes posible!

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